Almametría descentralizada

Hoy no ha sido un buen día.
He tenido mariposas revoloteando alrededor de mi cuerpo, acercándose, posándose en cada parte de mi y no he sido capaz de apreciarlas y el mundo de Al no es así.
Varias veces al día me pregunto si, en algún momento, un soplo de vida o una leve caricia de la brisa me traerá la respuesta a esta incógnita en la que vivo desde hace largo tiempo y que no se resolver.
He estado de nuevo en el limbo entre mis dos mundos y por un momento me paré frente a la puerta blanca, la del mundo frío, la de ese mundo que conocéis, llegando hasta el por las dudas, la debilidad, las lágrimas, el dolor, el sufrimiento, las guerras, el espejo, las marcas, la incertidumbre, el alma descentralizada.
Sí, el alma descentralizada. ¿No sabéis qué es? Muy mal.
El alma, esa parte de ti, ese soplo de felicidad, esa explosión interior ante la sonrisa de un niño, la risa descontrolada, no la encuentro. Exacto, no la encuentro. Sé que no la he perdido ya que cuando tengo el pomo de esa puerta en la mano, respiro hondo y no la dejo escapar para que no me deje ir a mi tampoco, me salva mandando impulsos de cordura a mi cuerpo que me hagan retroceder y seguir intentándolo.
Pero, ¿por qué juega conmigo?, ¿por qué cuando quiero alejarme de esa puerta y le pido ayuda no la encuentro?, ¿por qué en un momento como hoy los recuerdos para salvarme no son tan fuertes?
Los recuerdos te salvan.
Me salva el recordar la cara de mi prima pequeña mientras yo me lanzaba por el tobogán para complacerla.
Me salva el recordar el pollo de la ventana o los albornoces sexys.
Me salva el recordar su pelo, su cuerpo, su boca, la mía y sus besos.
Ya no me salvan, ya no golpean igual, ese impulso de frente que hace que retrocedas veinte pasos, ya solo me desestabiliza y doy un paso atrás.
Y todo esto precedido por la descentralización del alma, su perdida, sus escondites secretos, sus recovecos  y sus cuevas. El recuerdo sigue teniendo el mismo golpe de fuerza, la misma magia, el mismo encanto, cae donde mismo pero por desgracia el juego del escondite está activo y ya no se buscar.
No me voy a rendir, tengo que encontrar ese soplo de vida o la leve caricia de la brisa que me de la respuesta, que me diga en que lugar se esconde lo mejor de mi para ir una vez más a por ella.
No me voy a rendir, lo repito, solo tengo miedo de no tener alma, de hacer más daño del que ya he infligido a personas que quiero, de fallar, de fallarme y de encerrarme con llave y no volver jamás.
Lo siento.

"Un ángel te cuida y puso en mi boca la verdad para mostrarte la salida.. "
"Y aléjate de mi, amor.. Yo sé que aún estás a tiempo."