Las mejores cosas y sus frascos.

¿Alguna vez has pensado en como suceden las cosas? ¿En lo especial que pueden llegar a ser solo por su comienzo?

Pues yo si, lo pienso desde que la conocí, si, desde que la conocí. Hay momento en la vida en que no te fijas en una persona porque no te llama o porque no es el momento, siempre he preferido creer que "no es el momento", hasta que algo pasa, algo inunda tu vida y ella aparece como única salida, la luz al final del camino, todos los semáforos en verde de camino al trabajo cuando llegas tarde, el ibuprofeno en días de resaca, el sol después de la tormenta o la lluvia después de la sequía.

Sí, es así de drástico a veces, pero eso es lo que enamora.

Yo la vi, sin duda, el día que peor me podía encontrar en los últimos meses, intentando reír sin lograrlo, evitar llorar para no deshidratarme de nuevo y, como magia, allí estaba ella y yo me enamoré.
Fue la luz de mi camino, los semáforos en verde, el ibuprofeno en días de resaca (paracetamol para mi, que soy alérgica), el sol después de mi tormenta y la lluvia después de la sequía. Lo fue todo en un momento y me aseguré que así lo fuera a medida que la conocía.
Pensé -¿por qué no me arriesgo?- y eso hice y que feliz que soy ahora. Le hablé, me habló, hice unos 40 bailes de victoria cada vez que me contestaba y así durante días, fuimos de esas tontas que tardan días en darse un beso mientras se mueren de ganas, pero es mejor, se siente más y enamora más fuerte.

No sé, me acabo de distraer demasiado, me puso la cámara y no sé que pretendía escribir así que aquí me quedo, mirándola un rato.



La quiero.
Te quiero.



"De vez en cuando cuesta cambiar de perfume, estamos tan acostumbrados a uno que ni se nos pasa por la cabeza hacerlo hasta que, cuando el tuyo se está acabando, un día, decides cambiar y te encuentras con uno mejor, uno que embriaga, que encanta, que huele a flores, que huele a malvas."